17 octubre 2005

CARCEL DE SILENCIOS

Sonido que no atrevo a pronunciar, por no escuchar otra más prohibida. Y no utilizarla.
Son las voces de mi cuerpo. Que gritan todo lo que produce una tarde. El sudor, los roces, los besos: tu cuerpo es la carcel que me condena a no poder decir.
Y encierro en mis manos, el cuerpo que acaricio para que no escapen las frases que contengo en mi espera.
Planeo la fuga de mi corazón. Cuando la calma invada tu cuerpo y mi cuerpo cobarde te diga te quiero...

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